A Patsy Gargan, un antiguo criminal, sus corruptos compinches políticos le pagan sus servicios nombrándolo inspector de un reformatorio. Al principio no muestra ningún interés por la escuela, pero la simpatía que siente por los niños que son víctimas de abusos y maltrato por parte del despiadado director y sus matones, lo empuja a aceptar el trabajo.