El film Blackbird dramatiza la vida malograda de dos melancólicos adictos a la heroína. Por un lado, Bayliss (Paul Sparks), un veterano de la Guerra del Golfo que reside en un indecente y ruinoso apartamento ubicado en Nueva York; por otro, Froggy (Gillian Jacobs), una joven ex stripper que se baja del metro sin saber a dónde ir. A lo largo de la película se muestra cómo ambos personajes se enamoran y batallan contra sus perjudiciales adicciones.