Cine negro a cargo del realizador Irving Pichel con un atractivo reparto encabezado por Robert Young (que carga un tanto las tintas en su interpretación antipática) y la estupenda Susan Hayward. A partir de un juicio iniciado en contra de un hombre acusado del asesinato de la que fuera su amante, salen a relucir las infidelidades y los intereses económicos sobre los que descansa su matrimonio y que serán determinantes en su situación legal. La película no se llamó "No me creerán", traducción directa del inglés, ni en España ni en América.