Engracia, una chica de pueblo no muy agraciada y algo tonta acusa al camionero Manolo de haberla dejado embarazada. De la defensa de Manolo se encarga Marta, una guapa abogada, de la que al principio desconfía porque es mujer, pero que pronto le demuestra sus grandes dotes profesionales. Marta comienza a hacer indagaciones y pronto se convence de que su patrocinado es inocente. El problema es que todas las pruebas circunstanciales apuntan a Manolo, de modo que no tienen más remedio que encontrar al verdadero culpable, pues en caso contrario Manolo sólo tiene dos opciones: la cárcel o la boda con Engracia.