En solo veinticuatro horas, y sin haberlo sospechado siquiera, Victor Barail es abandonado por su mujer y pierde su puesto de trabajo. Incapaz de enfrentarse solo a su nueva situación, busca comprensión y afecto en su familia y en sus amigos, pero en ellos sólo logra encontrar a personas que, como él, viven inmersas en sus propios problemas y, por tanto, ciegos y sordos a cuantos les rodean.