Tras consolidarse como destino turístico a mediados de los años 60, este pequeño pueblo de costa se ha convertido en el pueblo dormitorio para los trabajadores de una Central Nuclear. Con la promesa liberal de prosperidad y bienestar socioeconómico, muchos trabajadores dejaron sus casas para mudarse al pequeño municipio y empezar a laborar a la nueva Central Nuclear. El grave malestar colectivo y el silencio, cortado por las grandes rachas de viento, articulan el paisaje del pequeño municipio que ahora subiste de las ayudas de la Central Nuclear.