La huida de Sarah sufre complicaciones al descubrir que la foto donde aparece Richmond en el puente… ha sido trucada; así, decide no dirigirse a California sino acudir al teniente Oakes, quien no confía en la información del fiscal de Distrito y presume que Sarah va rumbo al abismo. Sarah, sin embargo, confía en su propio instinto. ¿Se estará engañando a sí misma?