Montalbano investiga el crimen de una mujer joven, cuyo cadáver se encuentra desnudo en un paño bañado en sangre, una señal de un crimen brutal cometido con violencia indescriptible, en el vestíbulo de un edificio. Tratando de entender lo que la llevó a arrastrarse hasta allí, justo en ese edificio, Montalbano sospecha que es una prostituta de Europa del Este y espera que el clan Cuffaro, que dirige el mercado de la prostitución, sea el único responsable. Pero la historia es complicada y el propio comisionado se convierte en objeto de un ataque que afortunadamente se escapa. Investigando al asesino, encuentra un cómplice entre los condominios que reanudaron el partido, con políticos y notables del país, en el que la niña murió. Esta investigación también se entrelaza con el conocimiento de un juez retirado anciano, obsesionado con la revisión de todos los procesos que ha celebrado, para asegurarse de que nunca ha estado condicionado por sus propios problemas personales. Una reunión inquietante, que deja a Montalbano con muchas preguntas sobre el compromiso y el peso de buscar la verdad y juzgarla.