Un teniente de la Marina, inspector internacional, ha sido envenenado con sustancias radioactivas. El equipo de NCIS intenta reconstruir los hechos hasta el momento en que se produjo la contaminación. En este proceso, Gibbs se da cuenta de que el delincuente trazó el plan a la perfección, evadiendo incluso una inspección programada. Antes de morir, el teniente explica al grupo de investigadores que tan sólo dos de sus compañeros tendrían capacidad para hacer algo así.