Ahora que las cosas se han calmado relativamente, Hibiki descubre que todavía tiene un problema importante: Dita, que todavía está muy interesada en él y cuyas acciones muy curiosas están empezando a ponerlo nervioso. Hibiki, que no tiene experiencia en el trato con mujeres, no sabe qué hacer con la situación y, sin darse cuenta, termina hiriendo los sentimientos de Dita. En un raro momento de depresión, Dita llega a no hablar con Hibiki y le dice que en la batalla ni siquiera se combinará con su Vandread. La grieta puede parecer imposible de salvar, pero Hibiki incluso acude a Gascuña para pedirle consejo sobre qué hacer. Dita comienza a darse cuenta de que sus sentimientos por Hibiki pueden ir más allá de la simple curiosidad, pero con suerte no será demasiado tarde para perdonar y olvidar...