Como consecuencia de las secuelas sufridas durante el incendio, la condición de Roberto empeora, al punto de quedarse ciego si no es tratado de urgencia. Sin embargo, la situación económica de la familia les impide costear los servicios de Baresi, el único médico de la zona. Romeo, consciente de la situación, firma secretamente con Luini un contrato para ir a trabajar a Milán como limpiador de chimeneas a cambio de que éste traiga al médico para tratar a su padre. El contrato será por seis meses, por lo que Luini regresaría a la aldea en primavera. Sin embargo, Anita escucha que ningún niño vendido en Milán ha regresado.