Ralph Hosier y Ranen Rudra abordan una tarea casi imposible solicitada por su cliente, la estrella del pop Shane Lynch: convertir su elegante Rolls Royce Silver Shadow del año 1979 en una suprema máquina de derrape de chico malo. Este es el mayor desafío para los experimentados ingenieros: nunca han hecho un coche de drifting y, desde luego, no uno basado en la prestigiosa marca de Rolls Royce.